Largas colas de un público muy joven se agolpaban a las puertas de la caracol media hora antes de la apertura. Hacía tiempo que no vivía algo así. Mucha expectación para ver un concierto y actitud desde el primer momento por parte de la multitud. Las dilataciones, los tatuajes, los pitillos negros y las camisetas anchas con claras influencias americanas, delataban el interés por la gira hardcoreta que habían preparado la gente del Resurrection por la península con 3 bandas exponentes del género. Los canadienses Get the Shot, los belgas Nasty y los californianos Stick to your Guns, eran los anfitriones perfectos para esta gira hardcore, que iba hacer las delicias de los más apasionados de este género extremo.

Entrábamos a la sala con la actuación de los canadienses recién terminada. Nos lo apuntamos en el debe, para en otra ocasión poder contaros lo que nos transmite su directo. Con puntualidad británica, o un poco antes de lo esperado incluso, saltaban al escenario de la Caracol, los locos belgas de Nasty. No los había visto en directo nunca, y la verdad que me sorprendieron. Energía, fuerza y mucho ruido era lo que nos presentaban en su primer tema, el cual sirvió para desatar las hostilidades entre los más valientes guerreros que se agolpaban en las primeras filas. Primera canción, primer circle pit. Eso es una carta de presentación y lo demás tonterías.

Durante su actuación, dejaron varios discursos que dejaban clara su ideología straight, en la cual no aceptan ningún tipo de signo de desprecio o falta de respeto hacía cualquier individuo, independientemente de sus gustos, estética o pensamiento. El hardcore es algo más que un género extremo de música. Son valores, respeto y disciplina hacía todo aquello que se ama y se rechaza. Racismo, sexismo y homofobia son movimientos que condenan, y por los que luchan para eliminar de la sociedad en aras de conseguir un mundo mejor. Tras los discursos sin grietas, el cuarteto dio paso a una recta final apoteósica en la que los temas de la banda iban acompañados de espontáneos que no dudaban ni un segundo en subirse al escenario a disfrutar de las canciones con algunos de sus ídolos, y tirarse al público después. Gran directo el de los belgas, que sirvió de calentamiento para el plato fuerte de la noche que todavía estaba por llegar.



Y por fín, llego la hora esperada. Poco antes de la hora programada, los californianos Stick to your Guns, aparecían en escena al galope sobre el escenario de la Caracol. Una pequeña intro servía de entrada para el comienzo del torbellino hardcore que se desato sobre la Caracol. Con los acordes de “What choice did you gave us?” y con su frontman Jessie desgarrándose la voz desde el primer momento, el terremoto se desató. El hardcore es actitud y desde luego que tanto público como bandas lo demostraron. Sin respiro, continuaron con la melódica “Still to believe” que sirvió para ver los puños en alto del respetable o las siempre rápidas y más punk “The Bond” y Such Pain”, que tan bien funcionan en sus directos.

Con la locomotora californiana a toda máquina, y los amplificadores haciendo temblar las paredes de la caracol, los temas iban cayendo uno a uno, sin descanso. Tan alto fue el ritmo que se autoimpusieron los californianos, que tras media hora de actuación, su vocalista tuvo que tirar de los coros del público para los estribillos de algunos temas, ya que su garganta no llegaba a los tonos más agudos. A pesar de este pequeño detalle, el show no disminuyó en ningún momento, y los grandes hits de la banda terminaron de dar el empujón final para que el aliento de los californianos lo pudiera notar el público.



Si algo tiene el hardcore es que es contundente, directo y sin florituras. Así que con esas ideas por bandera, los californianos se limitaron a tocar, hablar poco y evitar adornos tipo bises, con los cuales no se sienten muy identificados. Esto se vio reflejado en el final del concierto, en el cual desgranaron sus temas más conocidos uno tras otro sin descanso, y en el que se pudieron escuchar “Against them all”, “Married to the Noise”, “Amber” o la melódica “Nobody” con la que sin más miramientos pusieron broche final al show. Poco menos de una hora de puro hardcore, que se hizo corta para todos los que estábamos allí.

Con el sudor cayéndonos por la frente todavía y el rostro de felicidad de los asistentes resplandeciente, se terminó una gran noche que sin lugar a dudas, nos llenó y nos supo a poco, a partes iguales. Esperemos que en el próximo concierto de los californianos nos podamos quitar la espinita. Como reza uno de los temas de los de Orange County, no sé si estaremos casados con el ruido, pero desde luego, el ruido nos pone…. y mucho!!

Saltimpunki
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