La sexta edición del MadCool ha sido una prueba de fuego para la organización y para la bautizada Ciudad de la Música por el ayuntamiento de Madrid. Con una afluencia de 65.000 personas el jueves, 67.000 el viernes y 70.000 el sábado, el resultado no parece ser el esperado, por lo menos en la imagen que se ha llevado el festival y la reputación del evento, porque de cifras económicas no tenemos información.
En estos casos me gusta diferenciar entre lo que aporta la organización al evento y lo que corresponde a los organismos públicos, por lo tanto, poco hablaremos de las largas caminatas para llegar y salir del recinto y alcanzar cualquier medio de transporte hasta el sur de la ciudad de Madrid, porque creo que no está en manos de las promotoras musicales y más bien, ya está todo dicho en otros medios. Nosotros nos vamos a centrar en lo que pasó (o lo que pasamos) dentro del recinto, que también tiene sus luces y sus sombras, y es lo que realmente nos interesa.
Para una festivalera de corazón como servidora, el festival supo superar las expectativas musicales, y fueron muchos los conciertos que despertaron vítores y éxtasis entre el público. Aunque también hubo muchos otros que no pudimos presenciar (¡malditos horarios!) y con los que no podemos contar para relataros nuestra experiencia.Ya metidos en harina, ¿cómo conseguir que más de 40.000 personas te presten atención en un macrofestival? Pues siendo Robbie Williams. La presencia, carisma, entrega y familiaridad con la que el ex de Take That se subió al escenario principal del MadCool mantuvo a todo el público atento a sus anécdotas, interacciones con los fans y los grandes clásicos de su carrera en solitario. Let me entertain you, She’s the one, Feel, Candy o Rock DJ, fueron algunos de los temas que sonaron de su amplio repertorio y, con alguna que otra sorpresa con su propia versión de Don’t look back in anger. ¡Una maravilla!Pero dejando el mainstream de los 90 de lado, otro grupo que se ha ganado nuestra mención durante la jornada del jueves fueron los islandeses Sigur Rós, en escasos 50 minutos nos trasladaron hasta los glaciares, cascadas y volcanes del onírico paisaje de la isla; con su sonido post-rock atronador y envolvente de Glósóli o Festival, entre otras canciones.Durante esta primera jornada ya se pudieron advertir algunos problemillas de tráfico entre escenarios, por no hablar de la ÚNICA ubicación para los baños, una idea poco acertada en nuestra opinión. Estos pequeños problemillas se convirtieron en una pesadilla durante la segunda y tercera jornada de festival. Y el intento fallido de la organización por solucionar este asunto tuvo como resultado la improvisación de “baños” por todo el recinto, algo un tanto desagradable pero necesario para según qué cosas (no quiero ser explicita). Hubo cuellos de botella en el paso y acceso a algunas áreas del festival, una sensación algo claustrofóbica en ocasiones pero que no tuvo mayores problemas que la incomodidad que originan a los asistentes, menos mal que tenemos años de experiencia. Pero volviendo a la música, Tash Sultana nos encandiló con su calidad en el directo, sonido nítido, acordes sonando a la perfección y con una voz impecable, un deleite para los sentidos. La australiana se suma a nuestra lista de favoritos, junto con otros como es nuestro querido Josh Homme, Queens of the Stone Age son lo que todo festival necesita, una buena dosis de energía, guitarras, pogos por doquier y un artista agradecido a la vida por tener el privilegio de estar encima de un escenario. Sonaron clásicos de sus mejores álbumes: Songs for the Deaf, Villains y Era Vulgaris, supieron ganarse al público y dejar las reservas de energía al mínimo para el resto de grupos.Otros grandes durante esta edición fueron Red Hot Chili Peppers, nada supera la fuerza de su rock californiano, los 40 años en activo de la banda americana son más que notables en su directo, y el retorno de Josh Frusciante a la formación una suerte para nosotros. Él mismo junto con Michael ‘Flea’ se encargaron de mantener el ritmo del directo con sus solos de guitarra y bajo improvisados, y la energía suficiente para llenar el escenario.En otros escenarios, nos encontramos con los escoceses Primal Scream, haciendo eco de su elegancia y saber estar sobre el escenario, con un coro de 5 potentes cantantes y un Bobby Gillespie vestido de plata moviéndose por el escenario cual gacela libre por el campo. Y un Jamie XX que encajó el Ritmo de la Noche con sus potentes Gosh y Loud Places para terminar la jornada del sábado.El festival fue bien, le pongo un 6/10 porque podría mejorarse el aspecto logístico de dentro y de fuera, que mejora la experiencia considerablemente, pero siendo optimistas creemos que todas las críticas serán un aprendizaje para la siguiente edición, sino ¡qué nos pregunten!
Fotos: J&B
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