La Louuve nació en Nigeria y desde los 13 años vivió en Argelia. Cuando llegó a Francia, necesitaba crear. Sabía que trabajaría en la industria musical o cultural, porque necesitaba ese vínculo entre su nueva identidad francesa y sus raíces argelinas.
Hemos tenido el placer de encontrarnos con la DJ La Louuve, en Babel Music Xp y conocer un poco de su historia y su acelerada carrera como DJ.
Festivaleros!: ¡Bienvenida! encantada de conocerte!
La Louuve: gracias, encantada también de conocerte.
F!: Me gustaría saber algunas cosas sobre tu carrera, ¿cuál es el origen de tu nombre?
LL: Vale, mi nombre es La Louuve, que en francés significa “la loba”. En “amazigh” (bereber), mi verdadero nombre es Tayeb pero cuando los franceses llegaron a Argelia, nos dieron nuevos nombres, así que mi primer nombre es Lulu que suena como loup (lobo) en francés. La Louuve es la versión femenina, así que tomé ese nombre y lo feminice, también como una forma de apropiarme de esa historia de colonización. Es como algo esquizofrénico, porque es algo doloroso, pero también poderoso. También, en francés decimos “la meute” (la manada), y con Lulu decimos el lobo y la manada. No sé cómo se traduce exactamente “la meute”, quizás como “la madre” o “la manada” en español o árabe...y hay algo más, cuando mezclo en el escenario, siento también que a veces hay amigos que vienen a bailar a mi alrededor, o con el público…hay algo que tiene que ver con esa energía, de dar y recibir. Este intercambio es muy importante en esa idea de “la meute”.
F!: ¿cómo o por qué decidiste ser DJ? ¿Venías de otra carrera?
LL: Empecé trabajando en la industria musical, en producción, con agencias de booking y también organizaba fiestas en París con mi asociación en ese momento. Y así empezó todo. Ser DJ llegó hace dos o tres años, porque una amiga tenía un bolo y no podía hacerlo y me dijo: "tú conoces esta música, ¿puedes reemplazarme?". Y yo le dije: "pero si no soy DJ" y ella me dijo: "tú puedes", y así aprendí en tres días con ella, que es una artista tunecina, productora y también DJ. Me enseñó lo básico, y empecé con ese bolo. Yo pensé: "solo voy a pinchar en fiestas de amigos o con gente que conozca mi historia musical" y luego se volvió viral, creo, por las redes sociales, porque conozco a mucha gente y la gente empezó a hablar de ello, por la fuerza de lo que represento.
F!: ¿Cómo fueron esos inicios?
LL: Al principio, técnicamente no era buena. Empecé como selector, más que como DJ. Haciendo selecciones más que trucos. No creo que la parte técnica sea lo más importante. Lo más importante es la música y lo que traes al público, porque cuando estás en el escenario, representas algo, no puedes simplemente pinchar y estar conectada sólo con la máquina, prefiero conectar con la gente, dar alegría, sonreír, bailar. Eso es lo que intento ser: una reina en el escenario, mantener esa energía con la gente. Esa es la fuerza de La Louuve y creo que se volvió viral. Cuando empecé, dije que aceptaría todos los bolos, pagados o no. Incluso si era mala DJ o más una selector, necesitaba traducir mis miedos y mi falta de confianza. A veces tenemos que silenciar esa voz interior y simplemente actuar. Hay una escena muy grande dominada por hombres. A eso lo llamo el “síndrome del impostor”. Creo que los hombres no se hacen tantas preguntas antes de pinchar. Solo hacen su trabajo. Pero creo que también es bueno pensar en lo que haces, evolucionar con tu pensamiento, y transformar eso en algo más profundo y fuerte sobre el escenario. Yo he tenido que estudiar, profesionalizarme lo más que pueda, solo para sentir esa confianza. Siento que tengo que demostrar que soy buena.
F!: ¿Sientes que estás haciendo un trabajo como referente para las nuevas generaciones?
LL: Al principio no pensaba tocar solo música árabe, mezclaba otras cosas. Pero luego se volvió más preciso, porque era importante para mí destacar esa música y decir: esta música existe, es actual, hay muchos productores increíbles, hombres y mujeres. Ser una referencia es importante. Si soy referente para niñas u otras personas, también es un intercambio, porque tú también evolucionas con la gente que puedes influenciar positivamente. Así que sí, creo que es importante ser una referencia positiva y decirle a todas las chicas del mundo que pueden hacer lo que quieran. Si quieres ser productora, cineasta, o lo que sea, puedes hacerlo. Y si verme en el escenario les da ese impulso, si puedo compartir un poco de esa luz con otras mujeres del mundo, para mí es súper importante. Porque ser DJ también es trabajo. La gente piensa que no lo es, que ser DJ es solo divertirse, beber, pero no, también estamos trabajando. Estamos dando algo de nosotros mismos. Es como estar desnudos. Así que cuando hago eso, necesito estar súper alineada conmigo misma, y estar verdaderamente clara con lo que quiero decir.
F!: Tu música, tu cultura, ha sido muy censurada y no hay suficientes espacios en Europa, y tú ahora estás ocupando un lugar. ¿Cómo es ocupar este lugar ? ¿Cómo es ese proceso?
LL: Creo que el proceso empieza con hacer, con estar en acción. Incluso si, como decíamos, no tienes confianza en ti misma. Por ejemplo, la música Raï es una música que viene de la colonización francesa y era de personas beduinas que trabajaban en las tierras, y empezaron a cantar mientras cultivaban para los colonos franceses. Entonces empezó con ese mensaje de ser reducidos a un pueblo indígena. Nunca se esperó que este género fuera internacional. Yo vengo de Orán, que es la ciudad del Raï. Para mí, es el primer género musical del mundo árabe, desde Oriente Medio hasta el norte de África, que se vuelve internacional. Y no es un subgénero, es un género en sí mismo. Tiene influencias de otras músicas, pero su base es propia. Así que, para mí este ejemplo muestra cómo hay un “compartir”, porque esta música le habla al corazón de quienes vienen de ahí, y también puede abrir la mente a quienes lo descubren por primera vez. Y para mí, si eso funciona con estos dos tipos de franceses —los que tienen origen y los que no—, entonces hice un buen set, misión cumplida!
F!: Hablemos de tu público, mezcla entre franceses/europeos y árabes…
LL: Tocar para personas europeas que no conocen realmente esta música, o que la conocen pero no la escuchan porque no es mainstream o pop es impresionante porque, por ejemplo, hay muchos franceses blancos que vienen a mis sets y dicen: "Wow, he descubierto esto", o "ya lo conocía, pero gracias a tu remix lo he redescubierto". Es un gran trabajo tener este público tan diverso. A veces hice sesiones de Raï en bares donde había un 90% de argelinos, porque vinieron para eso, como un revival de las canciones de antes, y resulta que hay franceses que simplemente están en el bar, tomando algo, y se sorprenden y aprecian el género. Porque es una sorpresa, y también porque la música es universal. Pero los medios hoy son muy duros con la comunidad árabe. Desde el 11-S, todo cambió. Por ejemplo, hay un artista franco-marroquí-americano que dice: "antes del 11-S, yo era exótico, todas las mujeres me querían, la gente me amaba en Francia. Y después, todo cambió: me convirtieron en terrorista, en alguien estimado de forma negativa". Para mí, tocar música árabe revierte eso. Es como decir: somos mucho más que eso. Somos mucho más que mala vibra o mala imagen.
F!: Y ya para terminar, eres mujer, de la nueva generación y en la industria de la música magrebí. ¿Cómo es? ¿Cómo ha sido tu experiencia?
LL: Quiero decir, lo bueno, lo malo y lo peor. En general, soy recibida muy bien, incluso por los equipos técnicos o los lugares que me invitan. Pero a veces te enfrentas a hombres que te hacen mansplaining o cosas así. Pero intento enfocarme en mí misma y mostrar que soy fuerte. Intento limitar la interrupción o la fuerza superior que quieren imponer. Y también minimizar la victimización. Cuando estoy en el escenario, me importa un carajo. No soy mujer, no soy hombre. Sé que soy mujer, pero soy algo más que eso.
Angela Blackburn para Festivaleros!
Foto: Vincent Bernat
Bio de La Louuve
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