#Akubierto nació para ser uno de los festivales de rock más importantes
de la escena madrileña. Por cartel y producción no cabe duda de que este año lo ha sido pero para ediciones futuras tendrá que
solucionar sus problemas de sonido o directamente, plantearse un
cambio de recinto a otro escenario que se ajuste más a sus necesidades sonoras. En cualquier caso felicitamos a la organización por la iniciativa y el buen hacer en el resto de apartados.
El fin de semana del 20-21 de octubre se celebraba en Leganés un festival de nueva creación: #Akubierto. El lugar elegido fue el mítico y recuperado recinto de conciertos de la escena madrileña, La Cubierta, la cual ha sido recientemente remodelada.
Teníamos curiosidad, por conocer los entresijos del festi, ya que durante la previa habían promocionado el evento enfatizando en la calidad de los medios audiovisuales que iban a utilizar para la cita. Pues bien, paradojas de la vida, precisamente dichos medios fueron quizá su peor enemigo.
La velada comenzaba el viernes, y les tocaba abrir a los locales Debruces. A primera hora éramos pocos los que nos encontrábamos dentro del recinto, pero enseguida nos llamó la atención algo: el sonido. Efectivamente, como bien habían promocionado en la previa del festival, los medios con los que contaban eran de primera calidad: varias torres de sonido a ambos lados del escenario, pantallas audiovisuales en los laterales con gran calidad de imagen que servían para acompañar a los grupos en las canciones, cortinajes rojos en laterales y fondo, diversos cañones de humo distribuidos a lo largo del escenario, pirotecnia, etc... pero el problema no eran los medios, sino el dimensionamiento de los mismos y el conocido recinto. Era tal la potencia que sacaban las torres de sonido, que lo único que se podía apreciar en nuestros oídos era una burbuja sonora que hacía prácticamente imposible reconocer tanto las letras como, en ocasiones, las propias canciones. Hay que matizar también el hecho de que la altura del techo de la cubierta y el carácter metálico del mismo seguro que no ayudaba en nada a solucionar dicho problema, haciéndolo resonar todo aún más.
Pensando en un primer momento que quizás con más afluencia de público se podría minimizar el problema, pudimos comprobar en el transcurso de la noche, con la pista completamente abarrotada, que el sonido no mejoraba. Ante dicha frustración, decidimos subirnos a la grada, a ver si desde allí la cosa mejoraba. Lamentablemente, el sonido sólo era un poco mejor, pero no lo suficiente como para considerarse adecuado.
Cierto es que escribir a toro pasado es muy fácil. Y estamos seguros de que se hizo todo lo posible por parte de la producción y los técnicos, pero desde primera hora se vio- escuchó- el problema y, por lo que sea, no parecía posible solucionarlo sobre la marcha.
Por lo demás, organización con nota: gran escenografía de la que ya hemos hablado, precios ajustados, barras de bebida y comida suficientes, accesos sin incidencias y cintura para solventar los pequeños problemas o quejas que fueron surgiendo.
Dicho esto y volviendo a lo puramente musical, tras el inicio del festi con Debruces, le tocó el turno al inconformista de Evaristo y los suyos. Gatillazo alternó un setlist con los temas de su último disco Cómo Convertirse en Nada (2016) con clásicos, que ya son himnos del punk estatal más irreverente como “Sseguratas Blindaoss”, “Gora Mari” o “Pijos Powers”. Un show que dio de sí para ver como un Evaristo enfundado en la camiseta del Celta de Vigo, arengaba a las masas como acostumbra, y ponía pequeñas guindas con sus míticas jotas, eso sí, a duras penas entendibles.
Soziedad Alkoholika son ese tipo de grupo, que cuando se suben encima de un escenario se ponen el mono de faena, y comienzan a “currar”. Pues eso hicieron, currar y dar brea en un concierto bruto que hizo retumbar hasta el cemento de las gradas, en el que los nuevos temas mezclan perfectamente con los ya tradicionales. Una pena que el sonido no acompañara, ya que entre la puesta en escena que tienen habitualmente, apoyada por la producción del #Akubierto con cañones de humo, y el gran juego de luces que despliegan últimamente, podían haber formado una combinación perfecta para haber disfrutado de un concierto memorable, cada vez más cerca de Madrid.
Tras los gasteiztarras, saltaron a las tablas los andaluces de Reincidentes. Con una puesta en escena sobria (sólo los 4 integrantes de la banda y sus instrumentos), comenzaron el concierto con ese ya tan mítico redoble de batería que da intro a “Rip Rap” y que hizo recordar a los treintañeros que allí nos encontrábamos, a ese mítico disco que marcó nuestra adolescencia: Algazara (1998). Desgranando varios temas de tan conocido disco desarrollaron la primera parte del concierto, para dar paso después a temas más recientes como “Huracán”, “Que me quiten lo bailao” o “Refugiados”. Para el final vendrían los momentos de enloquecer a la audiencia con “La Republicana” (con banderas republicanas ondeando entre los asistentes) o “Vicio” y poner broche final a la fiesta con “Un día más”, “Cucaracha Blanca” y “Jartos d'aguantar”. Buen concierto de Fernando y compañía, que al igual que los conciertos anteriores, tuvo el mismo denominador común: un sonido mejorable.
Desakato serían los encargados de poner cierre al primer día de festival. Los asturianos son lobos con mucha hambre (así les gusta bautizarse a ellos), y lo demuestran en cada concierto. Si a esto, le sumas actitud, tienes la bomba de relojería que son en directo. Un grupo en el que ya en la primera canción tienes a su cantante "buceando" entre el público, no puede más que ganarse nuestro respeto. Pepo, no dudó ni un segundo, tras comenzar los primeros acordes de “Animales Hambrientos”, en bajarse con la multitud, y alzarse sobre las cabezas del respetable, para derrochar el torrente de voz que tiene.
La apisonadora Desakato, continuó con “Trompetes de Xericó” y “La Ira de los Hambrientos”, sencillamente espectacular esta última en directo, con Pepo haciendo de las suyas entre el público. Menudo chute de energía, perfecto para resucitar a algún que otro zombi que andaba arrastrándose por las gradas de la Cubierta. “Octubres Rotos”, sirvió a la banda para agradecer a los fans que fueron a su primer concierto en Madrid, cuando todavía no tenían la popularidad actual.
Continuó el show con “Pasajeros” y “Fueu y Solombres” los cuales suavizarían el ritmo del concierto, reivindicando en la segunda la lengua asturiana. En estas canciones, se pudo ver un despliegue de pirotecnia en el frontal del escenario que también les acompañó en otras canciones.
El setlist continuó con “Heridas Abiertas”, canción de su último videoclip, “Carta de un paria” la cual sirvió para dividir la pista en dos y crear un wall of death monstruoso y “Tiempos de Cobardes” para cerrar el ecuador de la actuación.
Desde un primer 'os sentimos fríos' de Pepo al público, la banda fue capaz de calentar el ambiente y el final tenía que llegar repartiendo cera, con la melódica “Cuando Salga el Sol”, “Cada Vez”, “La Tormenta” y “Pánico en Frankfurt” que fue la encargada de cerrar la primera de las dos noches del festival.
Con esperanzas de que el sonido el segundo día fuera mejor, nos marchamos para La Cubierta a disfrutar del sábado. El cartel tenía un color más rocanrolero que el primer día. Por Instinto, Porretas, Sober (el verso libre de la lista), El Drogas y Boikot, eran los encargados de intentar poner La Cubierta patas arribas. Respecto al día anterior, sí notamos una afluencia menor de gente en general. En pista se podía estar tranquilamente sin agobios, lo cual también se agradece, y en la grada, mucho cemento y poco público.
En cuanto al sonido, mejoró y mucho respecto al viernes, aunque aun así no fue perfecto y hubo conciertos con un nivel por debajo de lo que nos esperábamos. Bajaron claramente la potencia, con lo cual todo retumbaba bastante menos, y así, junto al buen hacer de los técnicos, subsanaron en parte el error del día anterior. Los conciertos que más brillaron en cuanto a sonido fueron Sober y El Drogas, este último, en mi opinión, el mejor directo de los dos días tanto por sonido como por desempeño de la banda. Enrique y los suyos, dieron un ejemplo de no necesitar mucha parafernalia para ser espectaculares, sonar bien y hacer un gran concierto. Una batería, una guitarra, un bajo y eso sí, el magnetismo y la inconmensurable voz de El Drogas, para ofrecer un show de nota. Repertorio equilibrado, que contó con canciones de sus etapas en Barricada, Txarrena y la actual formación de El drogas. Grandes músicos sobre el escenario, disfrutando de la música y con una actitud ejemplar.
El resto de grupos, siguió los parámetros que esperábamos, todo muy previsible. Porretas con su rocanrol de toda la vida apoyados por los coros de un público que fue creciendo con el concierto. Sober impuso durante 80 minutos la atmósfera más oscúra del fin de semana, un tanto fuera de lugar, poco público pero muy buen concierto a pesar de todo, y Boikot con sus canciones ajetreadas y regadas de rojo revolucionario, confeti y fuego.
En resumen, #Akubierto se bautizó como uno de los festivales de rock importantes para la escena madrileña. Una fiesta ambiciosa, con una buena organización, en la que lo pasamos bien, pero que no fue todo lo redonda que esperábamos. Quizás para ediciones futuras tengan que replantear muchos temas de sonido o directamente, plantearse un cambio de recinto a otro escenario que se ajuste más a sus necesidades.
Saltimpunki
Fotos: kboy
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