Recuerdo que la primera vez que oí hablar del Novarock, fue a través de las redes sociales. En mitad de las miles de noticias, aparecía un cartel con fondo amarillo destellante. Imposible no fijarse. Mis ojos se fueron automáticamente hacía esa imagen. Lo primero que veo (o mis ojos quisieron ver) Blink-182.
Rápidamente, lo primero que pensé: ¿Dónde? Nickelsdorf. ¿Esto dónde está? Como si me fuera la vida en ello, investigué y llegué a Austria, a 1 hora al sureste de Viena. El enclave no podía ser más pintoresco. Un pequeño pueblo, en la frontera de un triángulo centroeuropeo interesante (Austria, Hungría y Eslovaquia). Flasheado por la emoción de ver en un cartel europeo a Blink-182 (no se prodigan mucho por la vieja Europa), no supe ver los compañeros de baile de los californianos. Escoltándoles en lo más alto del cartel, estaban Linkin Park, System of a Down y Green Day. What the fuck? ¡No había leído más que 4 nombres y vaya 4 nombres! Ante semejante impacto, comencé a investigar más acerca del festival.
El festival tiene más de 15 años de existencia, y se celebra todos los años el primer o segundo fin de semana de junio. Posiblemente, es uno de los festivales por excelencia para los amantes del metal, rock, punk y sus derivados. Todo gran grupo, digamos establecido por consenso, de esos géneros probablemente ha tocado en ese festival de headliner. Grandes nombres como The Cure, Foo Fighters, Muse, Green Day, Marilyn Manson o System of a Down, han dado conciertos memorables que seguro que los propios artistas recuerdan por el enclave.
Desde luego, que, si el cartel es un aliciente para visitar este campamento del rock, no menos motivación es la ubicación. El festival se lleva a cabo en Pannonia Fields. Un campo de miles de hectáreas en mitad de la autopista de camino a Hungría en la que, presidiendo toda la parafernalia del festival, se encuentran varios aerogeneradores formando una postal icónica.
Tantos atractivos y curiosidades no podían pasar desapercibidos para Festivaleros. Así que dicho y hecho. En 2019 cogimos el petate y nos marchamos para allá, a vivir una aventura. La logística para el festival no es muy complicada. La organización facilita a los asistentes en su web las diferentes formas de poder llegar al festival. Se puede llegar al festival desde Viena en autobuses oficiales del festival que te dejan en la entrada del recinto. Otra opción es ir en tren desde Viena hasta Nickelsdorf (el pueblo más cercano al recinto) y allí coger las lanzaderas que suministra el festival para llegar hasta la entrada al recinto. Como última opción, y quizás la menos recomendable, es llegar en coche. Largas colas se montan en la autopista en la entrada más próxima al recinto, así que lo mejor el tren o los buses.
En nuestro caso, la opción elegida fue el bus. El autobús nos dejó en la entrada del recinto. Un arco amarillo bajo el sol abrazador nos daba la bienvenida a la que sería nuestra casa durante los próximos 4 días. Entre el polvo que se levantaba por los miles de festivaleros que accedían al recinto llegamos al punto de entrada. El acceso al festival se organizaba por tipo de entrada. A la izquierda de la entrada, el personal con abono para los 4 días de festival, un poco más la derecha las entradas de día y más a la derecha la entrada para personal acreditado. En general, bastante bien organizado, quizás por poner un, pero, hubiese sido de agradecer poner alguna carpa más para que la espera hubiese sido a la sombra. Una vez que llegamos al acceso, varias mesas con personal del festival te iban recibiendo para explicarte las diferentes zonas del festival (campings, duchas, acceso al recinto, etc..), así como para ponerte la pulsera del festival y dejar un depósito para recoger los residuos. Una vez equipados con nuestra pulsera, empezamos a ver señalizaciones con las diferentes áreas del festival, para que desde un primer momento te pudieras ubicar fácilmente. Afortunadamente, nuestro camping era el que estaba más próximo a la zona de entrada, así que fue fácil la tarea de encontrarlo.
Green Camping se llamaba el área que habíamos seleccionado para plantar la tienda. Digamos, que fueron muy generosos con la denominación del camping. Un área con cientos de tiendas y ni un solo árbol alrededor nos recibía, con nuestras carcajadas de fondo ante la pomposidad del nombre del camping. Si lo del acceso fue sencillo, lo de buscar un hueco para descansar durante los 4 próximos días no fue tanto. Tras varios paseos e intentos por buscar cual podía ser la mejor ubicación, decidimos plantar en una zona fácilmente identificable (algo para tener en cuenta cuando llegas a la tienda de noche y con unos cuantos litros de cerveza de más) ya que se encontraba a la entrada del camping.
Con las propias dificultades de montar una tienda en un espacio limitado y con la ansiedad por descubrir todo lo que allí nos rodeaba, nuestro asentamiento costo un poco más de lo habitual. Con la faena terminada, nos lanzamos a investigar. Lo primero que identificamos a pocos metros de donde nos habíamos instalado fueron las duchas, y la zona de cashless point. En el festival solamente se paga con una tarjeta del festival (te la dan a la entrada cuando te ponen la pulsera), la cual la puedes ir cargando en los diferentes puntos distribuidos a lo largo del festi. Para conocer el saldo que te queda en la tarjeta, tan solo tienes que comentárselo a los camareros y amablemente te enseñan los terminales de pago donde te marcara el saldo restante. Aunque en la mayoría de los casos no hará falta decirles nada, ya que ellos automáticamente tras pagar te enseñan el terminal con el saldo remanente.
Siguiendo con la vuelta de reconocimiento, nos dimos cuenta que hay diferentes tipos de campings y en función del precio que pagues tu ubicación es más próxima o lejana a la entrada del recinto de conciertos. Al lado de nuestro camping, estaba el GrrrLs camping. Un camping exclusivamente para chicas. Este camping fue habilitado por la organización a raíz de una lamentable agresión sexual que sufrió una chica en la zona de camping normal hace unos años. Tras pasar el camping femenino, en un camino de tierra nos encontramos una pequeña avenida dentro del festival, en la que se podía encontrar la zona de merchandising de los grupos que tocaban en el festival, foodtrucks, así como stands de algunos de los patrocinadores del festival.
También un poco más adelante, nos encontramos con un pequeño escenario, facilitado para cantautores que querían darse a conocer. Y entre la marabunta de gente que merodeaba por allí, nos encontramos con un supermercado! Sí, habéis escuchado bien, dos edificios en mitad de una nube de tiendas de campaña daban sustento a los festivaleros que hasta allí se habían desplazado. Un edificio era para la comida y el otro para la bebida. Como si de una película del oeste se tratase, ríos y ríos de personas salían de un salón para cruzar la calle y meterse a otro. Todo ello mientras varios camiones con cisternas de agua iban regando a la gente para ayudar a combatir el calor. La imagen no tenía desperdicio. Abrumados todavía por lo que estábamos viendo, justo al lado de uno de los supermercados nos encontramos una zona de barbacoas. Había una zona habilitada con mesas tipo merendero con barbacoas alrededor de cada mesa, para que la carne o mazorcas que habías comprado en el súper te las hicieses allí. La verdad que es un punto ver en mitad del recinto a todo el mundo haciendo barbacoas como si de un merendero se tratase. La verdad que, para socializar (algo que tiene su dificultad con los austríacos), qué mejor plan que una cervecita fresca y una buena hamburguesa. Un puntazo, que sin lugar les da un punto diferencial de cualquier otro festival.
Con la rueda de reconocimiento hecha, y ya con casi todas las áreas fuera del recinto de concierto ubicadas, decidimos entrar. La entrada al recinto se encuentra adornada con unas letras enormes, dignas de cualquier parque de atracciones, que te recuerdan donde estás. Lugar sin dudas, para una foto de rigor con las letras de Novarock de fondo.
Tras previo cacheo y con una entrada ágil al recinto, lo primero que nos encontramos nada más entrar, es el Red Bull Stage. Un escenario más pequeño que los dos principales, pero con una estética muy cuidada. Como si de un barco carguero se tratase, el escenario se encuentra rodeado de contenedores con el logotipo de Redbull alrededor. Este escenario está dedicado a grupos que mueven un menor número de seguidores o bien grupos que todavía no tienen un gran recorrido. Desde luego si lo que te va son los grupos un poco más alternativos o eres un fan de descubrir grupos nuevos, este es tu sitio. Tras dar un primer vistazo por el escenario alternativo, lo primero que observamos es que el festival cuenta con todo tipo de comodidades para poder hacer tu estancia allí lo más llevadera posible. Desde varios puestos para cargar tu tarjeta, hasta variopintas zonas de descanso como una piscina de bolas o un lounge para fumadores con pufs para poder relajarte.
Evidentemente, también hay dentro de la zona de conciertos abundantes barras para pedir bebidas, así como puestos para comida. Otro espacio del área de conciertos está dedicado para los diferentes puestos de merchandising. Desde luego, que, si lo tuyo son las largas jornadas festivaleras, en el nova te vas a sentir como en casa. Los escenarios principales y el alternativo tienen programados conciertos hasta poco más allá de la 01 de la madrugada. ¿Y luego qué...?¿Dónde está el after?, os preguntareis. Pues nada más y nada menos que una carpa con djs pinchando música del mismo palo que el festi hasta altas horas. A diferencia del resto de áreas del recinto, en la carpa sí aceptaban dinero en efectivo al pedir en las barras.
Aunque si para ti lo de la carpa era demasiado ruido por la cantidad de horas que llevabas escuchando música, también había opción. Tu sitio era la Silent Disco. Una pequeña carpa con auriculares inalámbricos, para que todo el que quisiera pudiera bailar escuchando solo la música que elegía en sus auriculares sin molestar a nadie. Como experiencia, curioso.
Otra de las cosas que más nos llamó la atención es la grúa que hay para poder subirte hasta lo más alto y poder lanzarte a hacer Bungee Jumping. De cara a poder facilitar al máximo a los asistentes la logística, el festival también pensó en eso. Existía un stand patrocinado por ÖBB (el operador ferroviario austriaco), para poder comprar billetes de tren, para poder volver desde el festival. Buen punto de la organización.
Entre los dos escenarios principales se encontraban las zonas vips, así como la zona de prensa. Siempre es bueno tenerlas identificadas para poder hacer un descanso ante tanta actividad. Y finalmente, los dos escenarios principales. El Blue stage, situado en la zona izquierda del recinto y el red Stage situado a la derecha del recinto. Estos dos escenarios recogen la mayoría de los grupos y por supuesto, los headliners. Por poner un pero a la organización, es que quizás pensando demasiado en evitar aglomeraciones en un mismo escenario, suelen programar a los dos mejores grupos de cada día en la misma franja horaria. Una pena, porque te tocará elegir a cuál de los dos quieres ver, o como hicimos nosotros, ver mitad y mitad an algunos casos.
Otra cosa que nos gustó de los escenarios principales, es que como gran festival que es, existen vayas anti-avalanchas, aunque aquí tienen una misión secundaria. Delante de cada escenario hay dos barreras claramente orientadas separar al público entre los que quieren estar más cerca del escenario y por lo tanto más movimiento, de los que prefieren disfrutar del espectáculo de una forma más pausada. En la parte delantera el personal de seguridad ayuda a aterrizar amablemente en el foso a las decenas de personas que se surcan por encima de la multitud para un crowdsurfing masivo. Para poder acceder a la zona delantera más próxima al escenario, lo tenías que hacer desde un lateral, evitando aglomeraciones en el centro. Acompañando a los dos escenarios, en los laterales de ambos escenarios existen unas pantallas enormes verticales para poder ver el concierto en caso de encontrarte más alejado, así como pequeñas pantallas en modo mosaico que daba mucho juego a los realizadores del festival, para poder ir ofreciendo imágenes de todo tipo del artista que está tocando en ese momento, o simplemente mostrar el logo del grupo.
La experiencia fue muy gratificante. Disfrutamos de unos días inolvidables de buena música, buen ambiente y nos llevamos un grato recuerdo de posiblemente, uno de los mejores festivales que hay en Europa actualmente dentro del espectro del rock.
Desde Festivaleros!, os animamos a que os lancéis a descubrir este festival, porque sin duda, no os defraudará.
¡Larga vida al Nova!
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