Tenía curiosidad por ver cómo se había organizado este Mad Cool 2024 que por segunda vez se celebraba en el recinto de Villaverde Bajo. Tras las críticas (muchas) del año pasado, la organización había hecho propósito de enmienda y aseguraba que las había escuchado y tenía un plan para la edición de este año.
Y la verdad es que, a grandes rasgos, nuestra experiencia ha sido mucho más satisfactoria y se han solucionado muchos de los problemas que se generaron el año pasado. Aquí va lo más Cool de esta edición de Mad Cool 2024:
Para empezar, añadir un día más libera el cartel ayuda a ajustar a todos los artistas en horarios más coherentes y sin que coincidan. Es verdad que cuatro días de festival pueden acabar haciéndose largos y que el ir y volver desde el recinto se hace tedioso. Pero la sensación de tener más desahogo para ver más cosas, a nosotros nos compensa. Tener un día más y algún escenario menos fue la combinación perfecta. Más espacio en el recinto para moverse, más sensación de amplitud y menos agobios en los movimientos de la gente. Así sí.
El punto más conflictivo del año pasado, el de los baños, también tuvo una buena solución. El invento de centralizarlos acabo siendo un desastre. Este año se han distribuido de una manera más lógica, en los laterales del recinto y cerca de las carpas. El resultado, baños disponibles, sin colas y bastante limpios. Los bloques de baños químicos hasta tenían papel y el resto estaban limpios, había agua y jabón para lavarse (en unos más que en otros, eso sí) y muy pocas quejas a este respecto. Si las cosas se repiensan bien, salen bien.
En cuanto a las barras, la sensación es la misma: muchas, bien repartidas y con mucha gente dispuesta a atenderte. Tema aparte merecen los precios. Desde la pandemia la tendencia es ascendente sin límite. 6’50 por una doble de cerveza o 13 por un mini más el famoso “donativo” por el vaso, son precios sonrojantes. Sinceramente, estamos seguros de que si los pusieran más baratos, la gente consumiría más. Pero bueno. Ellos sabrán. Acabaremos por ver los conciertos midiendo los vasos de cerveza que te tomas.
Otro de los temas peliagudos, el del transporte, también se ha solucionado bastante bien. A ver, el recinto es el que es y está donde está. Los 25 minutos andando por la solanera no te los quita nadie. Pero, este año hemos tenido la sensación de que se formaba menos barullo sobre todo a la vuelta. Más metros, más trenes, más autobuses y mucha más gente contenta.
Y en cuanto a la música, el segundo escenario, el Región de Madrid, sonó como un cañón los cuatro días. Escuchar allí a Smashing, SUM 41 o Bring me the Horizon fue una descarga brutal. El mejor sonido de todo el Festival con muchísima diferencia. Entre los headliners… Dua Lipa se salvó de los problemas de sonido y viento del escenario Mad Cool y nos dejó un grandísimo concierto. Avril Lavigne capeó el calor y demostró que diva o no, siempre cumple. Pearl Jam me tienen ganados para su causa. Saben lo que hacen y lo hacen bien y Brandon y sus Killers tienen un show muy trabajado que te deja siempre con una sonrisa final. Y en cuanto a Tom Morello..., a Tom hay que quererlo siempre. Te lo llevarías al salón de tu casa y lo abrazarías todo el rato. Por cierto, muy interesante la selección musical para las carpas y muy buen sonido también en el interior de ellas, sin que se mezclara con nada de lo que estaba sucediendo fuera.
Hasta aquí lo Más Cool. Lo positivo y los aciertos de un festival ya consolidado y que, sin duda, es una referencia no sólo en España sino también en Europa.
Pero también hubo alguna que otra cosa Más Mad que Cool. Esas os las contaremos en otra historia…
J&B
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