Contado lo más Cool, toca ahora repasar lo más Mad de una edición que también ha tenido sus partes negativas, no muchas, pero tenemos que contarlas:
Por un lado, si hablamos del cartel, tenemos que decir que es de los más… Mad. La mezcla de grupos, estilos música nos deja sorprendidos. Garbage, Dua Lipa y Smashing Pumpkins el mismo día, Keane con Pearl Jam y Greta Van Fleet o Paul Kalkbrenner, Bring Me The Horizon y The Killers. No decimos que hayan ido al bingo y lo que les ha tocado en el cartón es lo que se traen al festi, pero casi 😉.
El otro tema Mad recurrente es el de los precios dentro del recinto. El vaso por imposición (y ojo que ya se está denunciando que eso no es “legal”) y a partir de ahí saca la chequera porque la cerveza se convierte en un bien de lujo a 13 euros el mini de tres cuartos de litro (la litrona en el supermercado ronda los dos euros) y no hablemos de las copas. Ah! Y si quieres variar de cerveza a copa tienes que pagar el impuesto del vaso porque no son compatibles ni te lo cambian. Un sin sentido.
El punto Mad que más no ha sorprendido ha sido el sonido. Podemos resumirlo en “No ha sonado bien” (con excepciones). Pero por regla general el escenario principal no ha sonado bien en ningún momento. Con Pearl Jam fue un drama y con The Killers ya era frustración pura y dura. Pero la cosa no queda ahí. El Escenario Orange era aún peor. A Mando Diao te los tenías que imaginar porque lo que era escuchar… Y con Tom Morello, o estabas cerca del escenario o lo que te llegaba era un susurro. Incomprensible e inexplicable. Inexplicable porque, sin embargo, el segundo escenario, el Región de Madrid, sonaba como un tiro. Pero tiro, tiro, el mejor sonido de largo del festival y de muchos otros festivales. Y las carpas sonaban también muy bien.
Hablando de carpas. Hay que darle una vuelta al aforo de las carpas o a las carpas en sí mismas. Había colas kilométricas para ver a algunos grupos. Lo de Gilipojazz, por ejemplo, fue exagerado, había más gente haciendo cola fuera para entrar que dentro donde el aforo estaba limitado a 800 personas. Es difícil encontrar el equilibrio pero no puede ser que si quieres ver a un grupo en la carpa acabes estando en la cola más de una hora antes de que empiecen o si vas más apurado no puedas entrar en ningún momento.
Entre esas cosas Mad sigue estando el lugar de celebración. Y es que, realmente está muy lejos y no es nada friendly por mucho que desde la organización intenten “adecentarlo”. La realidad es que el recinto de conciertos (patrocinado, por cierto) no deja de ser un descampado perdido en la frontera de Madrid con Getafe. El transporte público más cercano (metro o cercanías) está a más de veinte minutos andando de la entrada. Y el recorrido por las avenidas del polígono sin una sombra, ya anuncian lo que te vas a encontrar al llegar allí. Los primeros conciertos se hacen duros para todos. Para los festivaleros porque buscan la sombra por encima de todo y para los propios artistas, Shirley Manson (Garbage) reconoció que no podía más con el calor y su concierto era de ocho a nueve de la tarde cuando ya no hacía tanto calor.
Más allá de estos puntos calientes, poco más. Quizá se empieza a apreciar un exceso de postureo, siempre lo ha habido, pero parece que se acrecienta edición a edición. Y lo que sí hemos notado también en este Mad Cool 2024 es demasiada gente que se “pasa” por los conciertos a otras cosas. Demasiados grupos de amigos hablando de sus cosas y no dejando escuchar el concierto o grupos de amigas despellejando a una tercera sin prestar atención a la que estaban montando Sum 41 sobre el escenario. Este último ejemplo me parece muy representativo. Por cierto, Marta, si nos estás leyendo, deberías cambiar de amigas o ir con ellas al Mad Cool 2025.
También hemos notado un incremento muy notable de extranjeros. En algunos momentos, este Mad Cool nos recordaba a aquellos FIB donde los británicos eran absoluta mayoría. Es cierto que esta organización siempre se ha enfocado a un publico festivalero internacional. Este año se ha notado muchísimo. No decimos que eso sea absolutamente negativo pero reconozco que me gusta que los festivales mantengan la identidad del sitio en el que se hacen. Nosotros hemos disfrutado mucho en festivales internacionales donde encontrabas gente de todas partes, pero manteniendo siempre la esencia de su origen. En Mad Cool hemos empezado a notar que esa presencia internacional está provocando una pérdida de la esencia y no nos acaba de convencer.
Sabemos que esta organización se preocupa por mejorar año a año y con esa voluntad lanzamos esa parte más Mad de un Mad Cool que, como ya hemos dicho, sigue siendo la referencia en Madrid y una de las referencias nacionales más importante. Ojalá siga mejorando año a año.
J&B
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