Crónica Mad Cool 2024

Después de repasar las notas positivas y también las negativas de Mad Cool 2024, toca hablar de la música que, no lo olvidemos, es lo primordial en un festival. Más allá de lo que ya hemos comentado acerca del criterio de elaboración del cartel, vamos a centrarnos en lo que oímos durante los cuatro días de festival…

A destacar, sin duda, el conciertazo que se marcaron SUM 41. El sonido del escenario ayudó. Aquello sonó como un cañón con sus canciones nuevas, sus canciones antiguas y sus canciones más antiguas. Noventa minutos de show muy medido, bien seleccionado y que en sala o recinto más pequeño y con todo el mundo enchufado promete ser brutal. En un festival, con mucha variedad de gente, muchos de ellos que desconocían al grupo y en un escenario tan abierto, parte de la intensidad de perdía. Pero para los que nos gusta, fue un espectáculo.

Como espectáculo es ver hacer arte con la guitarra a Tom Morello. Su manejo, su habilidad, su velocidad te dejan con la boca abierta. Qué su hijo aparezca sobre el escenario con la camiseta de España de Lamine, te abre más la boca. Y que te transporte a tu adolescencia con sus himnos te hace perder el sentido. Su entrega es admirable a pesar de que sonar, sonar, si no estabas muy cerca, no es que sonara muy bien. Pero como dice un buen amigo, a Tom hay que quererle y abrazarle.

El Top 3 no lo pueden cerrar otros que The Smashing Pumpkins. De nuevo el escenario que mejor sonaba de Mad Cool y encima de él, estos genios. Es muy difícil que un concierto de ellos te deje indiferente y esta vez no fue una excepción. Sobrios pero desbordando presencia sobre el escenario, lo clavaron. Era lo que se esperaba de ellos para cerrar un día de festival y marcharte a casa sin tocar el suelo.

Con estos conciertos como tops, en la segunda línea nos encontramos con The Killers. Con ellos la experiencia es un grado y sus conciertos siempre son aseados. El as en la manga de guardarse los dos temazos para el cierre está muy vista pero funciona, es innegable. Te marchas con una sonrisa. Del resto, altibajos provocados por el setlist y el viento. El sonido muy mejorable y las canciones nuevas no pegan tanto como los grandes clásicos. Eso sí, el sketch del batería elegido al azar entre el público, cada vez cuela menos. Ah! Brandon, por favor, cómprate la ropa de tu talla y no en la sección de niños.

En esa línea de luces y sombras encontramos a Pearl Jam. Siempre espero mucho de ellos. La primera vez que los vi flipé y esta vez, fue un más quiero y no puedo… Dichoso sonido. Las idas y venidas del audio te sacaban del concierto. Los temazos te siguen transportando a la juventud pero todavía unos días después sigo sin entender el empeño de Eddie Vedder en convertir el tiempo entre canciones en el club de la comedia. La primera intención de hablar en castellano se agradece, la segunda incluso te resulta entrañable, pero a partir de ahí sobraba. El concierto se paraba y se perdía el ritmo. Si lo tuyo es tocar dedícate a eso porque lo haces genial.

Con esa filosofía se plantó Dua Lipa en Madrid. Repetía en Mad Cool, atrajo muchísima gente y no defraudó. Reconozco que a mí no me acaba de llegar pero su concierto tuvo lo que cualquier espectador quiere, buena música, buenos efectos visuales, mucha complicidad y sonó bien. El primer y único gran concierto de Mad Cool que sí sonó bien. A partir de ahí se torció. Curioso.

En esa misma línea cumplió con creces Avril Lavigne. La chica mala ejerció de tal pero se cascó una horita redonda haciendo que sus fans más devotos levitaran y se pegaran por hacerse con el confeti (excesivo) que lanzó durante el concierto. 

Ella capeó mejor el calor que otros artistas. Ese fue el caso de Garbage. A Shirley Manson no se le ocurrió otra cosa que salir con un vestido de plumones a las ocho de la tarde cuando le pegaba el sol de frente. Aguantó estoicamente tres cuartos de hora de concierto luego empezó a pedir aire y a buscar los ventiladores y acabó por despedirse sin poder más entre el aplauso de los que allí estábamos.

A destacar entre el resto del cartel, unos dignos Bring Me The Horizon, un grupo que todavía no entiendo qué hacía en el cartel de Mad Cool porque creo que no pegan para nada. Salieron con media hora de retraso para hacerse un show de 60 minutos justitos cuando tenían programado casi hora y media. Sonaron bien y montaron el espectáculo ante un público que no sabía muy bien cómo reaccionar a tanto fuego. Un desconcierto similar provocó Sleaford Mods con su show, pero aquí, sí sabíamos a lo que veníamos aunque tampoco encajara dentro del concepto Mad Cool. El británico se cascó una sesión de una hora sin más efectos. Pocos pueden decir eso.

Porque efectista fue, por ejemplo Janelle Monáe, a la que le sobra voz y presencia sobre el escenario. Si además añades un show muy visual, lo tienes prácticamente todo. De Mando Diao poco nuevo se puede contar porque andan siempre tocando por aquí, eso sí, fueron los primeros grandes perjudicados del sonido. Su concierto fue una auténtica feria auditiva. Un desastre absoluto. 

Y luego están Keane, el grupo sin guitarras. Durante un momento del concierto las cámaras enfocaron en las pantallas a alguien que llevaba un muñeco en la mano y parecía que estaba cantando él. Es el mejor reflejo de un concierto de Keane.

Y me reservo para el final dos joyitas encontradas en las carpas. Pi L.T. y Pictures Parlour grupos fuera del circuito habitual y que descargan una energía que ya quisieran algunos de los cabezas de cartel. Sigue siendo una apuesta muy acertada el tener un escenario para este tipo de artistas y seguiremos apoyándolos porque se lo merecen.

Hasta aquí la edición de 2024, veremos con lo que nos sorprenden para el año que viene los organizadores del Mad Cool.

J&B
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