El pasado sábado 21 de septiembre, tuve la suerte de asistir al concierto de PATTI SMITH en el ciclo 1001 Músicas – Caixabank con un marco incomparable, El Palacio del Generalife de la Alhambra granadina.

Cuando dos monumentos se encuentran, solo podemos presenciar algo mágico, una oda a la música y la humanidad, humanidad que cada día vamos perdiendo un poco más.

En una época en que las grandes producciones ocupan los escenarios, con luces, atrezo y grandes efectos especiales, Patti Smith se presenta en formato cuarteto, sencillo sin trampa ni cartón.

La artista demostró durante toda su actuación su inmenso carisma, y su humanidad, siendo cercana con el público y describiendo al público el porqué de cada canción, desnudando sus sentimientos ante el auditorio.

Una humanidad que resalta también en su amor a la poesía, y el hecho de acercarse más a la ciudad que la acoge escogiendo dos poemas de Federico García Lorca, y recitando de manera desgarradora cada uno de sus versos.

Humanidad, cuando la artista se quedó en blanco, y lo reconoció ante el público, una humanidad que quedó reforzada por el amor de un hijo a su madre que se quedó a su lado recordándole las letras.

Humanidad, cuando se averió uno de los altavoces dejando el escenario en silencio. Patti Smith aprovechó para comulgar con el público y entonar a capela “People Have the Power”, himno que revindica que el ser humano puede cambiarlo todo, puede amar, puede luchar, puede hacer crecer los árboles, esos árboles que tanto ama Patti Smith. Ese auditorio que se levantó para arropar a la artista en ese momento crucial vio recompensado su poder con una explosión eléctrica, que permitió concluir el tema, y salvar el resto del concierto.

Humanidad en un show que tuvo algunos que otros problemas técnicos, que fueron subsanados de manera de maestra gracias a la sencillez y el buen hacer de los artistas y el equipo técnico.

La artista también demostró su humildad compartiendo el protagonismo con otros artistas, con temas de Bob Dylan y Lana Del Rey, o dedicando otro a Johnny Cash.

Musicalmente, ha sido un viaje en el tiempo, recordando mi niñez donde escuchaba la artista de fondo en casa de mi abuela. No faltaron los himnos de la cantante como “Because the Night” o “Dancing Barefoot”, o el ya mencionado “People Have the power”, tema que suele concluir sus shows, pero esa noche el azar hizo que todo terminara con “Gloria: In Excelsis Deo”, y todos y cada uno de los presentes comulgara con la banda.

Gracias Patti Smith por hacerme recuperar la fe en el ser humano, en la fuerza del amor y lo importante de seguir luchando, luchar por ideales, luchar por amor y nunca rendirse…

Quizás Patti Smith no tenga un Premio Nobel como su camarada Bob Dylan, pero se merece ser declarada Patrimonio de la Humanidad.

Mescouillesenskis

Fotos: María Villa

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