AYOM es un grupo musical que fusiona sonidos brasileños, tropicales, afrolatinos y afro lusitanos, influenciado por la cultura cosmopolita de Lisboa y Barcelona. El proyecto se originó cuando Jabu Morales conoció a Alberto Becucci y Timoteo Grignani en Barcelona, donde comenzaron a componer música que mezcla ritmos de todo el mundo.
Su nombre, AYOM, hace referencia al "Señor de la Música" de la mitología afrobrasileña, simbolizando una conexión con las tradiciones musicales y culturales. La banda está compuesta por la brasileña Jabu Morales, conocida por su voz y habilidades virtuosas en percusión; Alberto Becucci, acordeonista italiano; Timoteo Grignani, percusionista italiano e investigador de ritmos; Ricardo Quinteira, guitarrista angoleño; Walter Martins, músico y DJ angoleño; y Francesco Valente, bajista italiano especializado en música brasileña y afro.
Tuvimos una charla con Jabu Morales, la cantante y compositora, quien se presentará con AYOM este miércoles 6 de noviembre en el Paral·lel 62 Club, Barcelona, para la presentación de su disco Sa.Li.Va.
F: ¡Hola, Jabu! Para quién aún no te conocen ¿podrías contarnos un poco sobre ti y tu trayectoria musical?
Jabu Morales: Hola, soy Jabu, es un placer hablar con vosotros. Soy de Minas Gerais, llegué a España en 2008 y vine a estudiar música en el conservatorio Liceu y mi escuela de vida siempre ha sido la cultura popular de Brasil (ahí llamamos “brincadeiras populares”).
Desde muy joven empecé con la capoeira, después en 2000 conocí el Maracatu, una manifestación muy potente de Noreste de Brasil, que es como la coronación de los reyes negros, que tiene una percusión muy potente que acompaña las salidas que hacen en el carnaval.
Siempre ha sido esta mi herramienta de comunicación, las manifestaciones con su oralidad, con su cuerpo muy activo y con la integración entre los que escuchan y los que cantan como si fuera un baile, un circuito que se tiene que cerrar.
En 2010 grabé mi primer disco con mis composiciones, en 2015 el segundo disco y siempre estuve en proyectos con mucha gente y me encanta coordinar y dirigir.
Entonces, llegué a España y fundé un grupo de maracatu: Maracatu Mandacaru, y con esta gente hemos traído maestros para impartir talleres y conocí mucha gente, mis alumn@s se convertirán en mis amig@s. Estoy también en un grupo de mujeres que estuvimos activas por algunos años que se llamó Tambor de Saia, que era percusión y voces, haciendo un recorrido por las culturas populares de Brasil.
Y también en 2015-2016, fundé un cuarteto de forró, que es un género de Brasil, también con mujeres, que se llama Madame Baião , con estas chicas trabajamos hasta hoy. En 2018 conocí a un grupo de músicos multiculturales, italianos, griegos y angolanos, y empezamos a componer juntos y con esta gente fundamos Ayom, que es el proyecto que trabajo actualmente,
Con Ayom viajo muchísimo por Europa, es mi actual familia, empresa, terapia, toda la vez. Actualmente estamos con Ayom estrenando el segundo álbum, que se llama Sa.li.va, producido por un grandísimo artista de Brasil que se llama Kastrup, que también se ganó un Grammy por el disco que produjo Elza Soares, se llama Mulher do fim do mundo.
Estamos trabajando los conciertos de release del disco Sa.Li.Va en Barcelona, Madrid, Tarragona, Lisboa y Firenze.
F: En Festivaleros hemos seguido tu carrera desde los inicios de Ayom. ¿Podrías compartir cómo fueron los comienzos de la banda y cómo ha evolucionado tanto musical como personalmente con los miembros actuales?
J.M: Me alegra mucho que habéis seguido el camino y los pasos de Ayom desde el principio. Ayom fue como un fruto de los encuentros, que Barcelona tiene este magnetismo, es una ciudad que crea encuentros así muy inusitado y muy potentes, entonces nos conocimos ahí.
Yo tenía una noche semanal en Diobar, que es una sala de world music en Barcelona, y los chicos estaban de paso por la ciudad. Tenían un proyecto de forró y nos conocimos porque vinieran tocar en Diobar. Ahí nos encontramos y hubo ya un buen rollo desde el principio y seguimos hablándonos. Yo antes componía sola y desde entonces empezamos a componer juntos.
Yo buscaba un proyecto, una banda para mis canciones y mis composiciones y ellos buscaban una compositora y una vocalista para su proyecto. Ellos tocaban antes forró y querían ampliar un poco el repertorio, muy empapados y enamorados de la musicalidad de Lisboa, que son músicas afro lusitanas, músicas de Angola, Cabo Verde y Brasil.
Esto para mí resultó muy fascinante porque hay una similitud tremenda de esta sonoridad y conocía poco. Entonces, he podido profundizar más en estos nuevos colores que los veía muy, muy afines, de la música brasileña, pero tenían otros matices, que es la música de Cabo Verde y Angola
Ellos me han traído esta oportunidad y ahí empezamos a componer y decidimos grabar para tener, como sí, muchas pretensiones, para tener una idea de lo que podía ser este encuentro. Salió el primer disco "Ayom" y tuvo un reconocimiento muy impresionante. Luego, conocimos gente que estuvo dispuesta a ayudarnos, como agentes, managers y todo esto, y de ahí nació el Ayom.
Ahora pensando en lo que fue para cómo está el segundo disco, cómo evolucionamos musicalmente y a nivel de estructura, hemos visto que al principio la cosa cogió fuerza muy instantáneamente, sin pretensiones, y hemos avanzado mucho sin darnos muy bien cuenta del camino que hacíamos.
Ahora es como haber organización y ahorro de energía y percibir dónde se optimiza más la energía que se tiene que poner entre componer las músicas, los arreglos, organizar las ideas...
La estructura hay que tenerla, para que esto se convierta en algo concreto y que logremos alcanzar en los países y comunicar bien y que los esfuerzos para hacer conciertos y tocar en festivales se puedan poner en una cadena en que esto siga avanzando y que podamos seguir comunicando con los públicos locales, con los periodistas.
Como todo, tiene que entrar en una estrategia más a corto plazo, a largo plazo, y para organizar todo esto hace falta una expertise que los artistas van ganando con los años en los escenarios
Los agentes y managers tienen más claro estas estrategias. Hemos visto con los pasos de los años, cómo poco a poco vamos enterándonos de cómo aprovechar mejor la energía para que podamos dejar la gran parte de la energía fresca, mental, artística, para la parte musical, que es lo que hacemos de mejor.
F: Han estado de gira por Europa, tocando en diversas salas y festivales. ¿Tienes alguna anécdota especial o algún momento memorable que te gustaría compartir con nosotros?
J.M: Bueno, después de haber girando tanto y haber tocado en salas y festivales, hubo una historia muy curiosa cuando era el momento de la pandemia, todo el mundo encerrado con mucho miedo y incertidumbre.
Recibimos una invitación para tocar para la nochevieja en un isla privada en las Maldivas. Pensamos al principio que era en broma, que era un timo o algo absurdo, y al final no, fue algo real. El organizador nos encontró por internet, le pareció curiosa nuestra música y nos invitó. Toda la organización fue impresionante, hubo muchas pruebas de Covid antes, los billetes a Maldivas eran absurdamente caros, pero ellos se encargaron de todos los gastos.
Finalmente fuimos, tocamos en un restaurante para treinta personas, con medidas de distancia Covid del escenario hasta el público, Tocamos el primer día, y la noche del 31. Decidimos además, de hacerle una fiesta para el staff, porque estábamos en una parte reservada de la isla, sin contacto con los huéspedes, y había unas cuatrocientas personas del staff para atender a cien personas invitadas.
El concierto para el staff fue muy divertido, lo pasamos genial, fue increíble, nadie se podía creer lo que estaba pasando.
El concierto para el staff fue muy divertido, lo pasamos genial, fue increíble, nadie se podía creer lo que estaba pasando.
Una de las cosas bonitas de haber tocado tanto es de darse cuenta que el público llega a un punto de emoción y de catarsis. Sobre todo los que no entendían las letras, sentían muy tocados y muy conmovidos por la carga emocional que allí compartíamos, y tocados por la fiesta y la celebración que tenemos en los conciertos y esto desde el principio.
Hemos visto que al entender el background cultural de cada uno de nosotros en el escenario se crea una empatía hacia nosotros. Esta complicidad que tenemos con el público es la emoción. A raíz de esta emoción nació el segundo álbum Sa.li.Va.
F: Vuestro nuevo álbum Sa.Li.Va, acaba de salir. ¿Cuál es su historia y cómo han sido las colaboraciones en este proyecto?
J.M: Pues, el Sa.Li.Va surge de esto que compartí, justo antes. Hemos visto que la gente se conecta y se emociona mucho, y no es como las miradas y los que vienen al final del concierto, no es algo distinto es como una luz.
Cuando tocamos en sitios donde hace frío, la gente dice que los llenamos el alma de esta experiencia, os vamos a calentar todo el invierno y que ha sido potente, que ha sido muy emocionante.
Personas que nos dicen: "No me entero de la letra, de lo que has cantado, pero me invadió una emoción muy fuerte, o sea, cosas muy profundas. Entrarán las ganas de que el lenguaje no nos apartara de la gente, pero que pudiéramos entender cómo conectar antes del lenguaje, que fuera como la emoción, el gran punto de comunicación, y de ahí surge Sa.Li.Va.
El agua desde el primer álbum es un elemento muy significativo para nosotros, pero el agua del Atlántico que conecta los pueblos y conecta a la gente y las culturas que nos inspiran.
Sa.Li.Va sería como este agua primordial, el agua anterior que todos tienen, que está presente en la comunicación. Y aparte de esta organicidad y que sea anterior al lenguaje, también Sa.Li.Va es un acrónimo de las pulsiones y de las emociones que nos inspiran a crear y a componer y hacer música,
Son canciones para el sagrado, el etéreo, el más allá del palpable, canciones para la libertad, el amor, el disfrute y la catarsis, y canciones para el valiente y lo que tiene que ser recontado, reajustado tiene que ser como de la protesta. Entonces, el Sa.Li.Va trae estas tres almas y la intención de comunicar más allá del lenguaje.
F:Vives en Barcelona desde hace tiempo y próximamente presentaréis vuestro disco en la sala Paral·lel 62. ¿Qué representa esta ciudad para ti en el plano musical y qué significa esta fecha para vosotros?
J.M: Ahora haremos la presentación del disco en Barcelona, en la sala Paral.lel 62 , también en Madrid, en Temple Club, y el 10 de noviembre en Tarragona, en un festival lindo de world music, que se llama Festival Sereia. Será en un convento en el medio de la naturaleza, en una instalación preciosísima por la mañana. Nos hace mucha ilusión todo esto y todas estas fechas en España.
Pues, tocar en Barcelona para mí es como volver a casa. La consagración en casa con mi familia, con mi gente. Es como presentar el diploma de formación para nuestros padres, así como cerrar el ciclo de haber tocado en todo el mundo, haber recibido los aplausos y el calor de todo el mundo, es lindo y en el alma, pero vivir esta experiencia en casa creo que nutre una parte muy profunda del artista, que es esta mezcla potente del reconocimiento profesional, cuando se combina también con una carga afectiva muy potente. Y esto significa tocar en Barcelona.
Musicalmente también poder compartir con gente que de verdad hizo parte de todo el recogido silencioso, este recogido duro, que no es lo que solemos compartir públicamente y poder compartir también musicalmente, es algo muy completo.
F: Por último, ¿qué planes tienen para el futuro? ¿Hay algún concierto o proyecto próximo que te emocione especialmente?
J.M: Ahora trabajamos en el estreno y toda la campaña de promover el Sa.Li.Va y, mientras tanto, vamos componiendo el tercer álbum que nos hace ilusión también. Y ahí tenemos previstas algunas relecturas, algunos clásicos que nos inspiran de canciones de Brasil, de Angola, Cabo Verde, canciones también de compositores de América Latina. Queremos ampliar un poco y hacer canciones también que canto en español. En este álbum Sa.Li.Va hay una canción en italiano y también queremos tener más canciones para los discos siguientes, para el tercer precisamente, y estamos trabajando en esto.
Es muy estimulante para nosotros sentir que nuestra música no cabe necesariamente en una etiqueta, que extrapola un poco los géneros predefinidos y tenemos hasta libertad artística para exprimirnos.
Entonces, esta situación es muy confortable, a la vez es muy desafiador encontrar maneras de definir el proyecto, explicar qué tipo de música hacemos. O sea, no hay estilo, es como un Ayom.
Entonces, volver a hacer un trabajo y un disco en que ya tenemos esta sonoridad de referencia, de cómo hacer lecturas de grandes clásicos, nos da mucho respeto para como no defraudar una expectativa de una escucha que ya tienes muy definida y crear algo absolutamente libre. Es muy emocionante y muy desafiador porque es como puede ser sorprendentemente para la escucha de los que conocen los antiguos clásicos, puede ser super lindo, pero también puede tocar en la sensibilidad de los que respetan los clásicos. Se tiene que mantener una expectativa, y esto tiene sus dos movimientos.Gira completa de Ayom para su nuevo disco
Entrevista Vincent
con la colaboración de Adriana
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