El sol de la primavera nos invita de nuevo a Villarrobledo. Cuenta atrás para la 28 edición del Viña Rock, la número 18 para mí.
Mirar la previsión del tiempo día tras día…es la fiesta del no saber. ¡Da igual! volver con la misma ilusión o más que la última vez. Preparación, organización, alegría, nervios… Y aunque el cartel de este año no era lo más llamativo para mí…lo digo: “Viña Rock, me vicias”.
Y es que la vida es música y amor. Y allí encontramos mucho de eso. Una fiesta de bienvenida y tres días enteros para cantarlo, bailarlo y sonreírlo todo. Maravilloso.
Al entrar hacia el recinto ya vimos que la carpa de Rock (conocida por nosotros como 'carpa temazos') exterior tenía más forma que el pasado año y nos esperaba a nuestra vuelta. Alegría y miedo a partes iguales. Salir por las mañanas de allí resulta tarea complicada muchas veces. Y es que yo no entiendo de acostarme.
Me quedo con EUKZ el miércoles, me gustaron bastante aunque creo que han perdido un poco de fuerza en directo. Y es que las ganas y la ilusión siempre hacen que la fiesta de presentación apruebe con nota. Senderos de este cielo.
El jueves ya tienes que empezar a decidir qué grupos ver y qué grupos se quedan en el camino. Pero entramos con fuerza, una buena paella nos ha dado la gasolina que necesitábamos. Cinturón negro en Viña Rock.
Mi menú del jueves fue: El Niño de la Hipoteca, que nunca defrauda. Reincidentes, que llevan acompañándome toda la vida. Sínkope, que los acabo de descubrir. La Señora Tomasa, divertida, bailonga, loca y colorida.
Aquí hago parón, que no apagón. Y es que ahora tocaba Fermín Muguruza, tenía muchísimas ganas. Actitud, lucha incansable y compromiso absoluto. Tantos años después, su carisma sigue intacto. Recordando a Íñigo. Militando en mil causas, hasta la victoria siempre. Qué vueltas da la vida.
Y aún nos quedaban unos brutales Riot Propaganda, La (casera y cercana) Fúmiga, el perreo de Tremenda Jauría y el tributo a Rosendo y Leño, Para bien o Para Mal, que hay que decir que lo hacían y sonaban muy bien. Picaporte.
A pesar del viento helado, aún dinamitamos un ratito la carpa esperando al sol. Somos el mundo patas arriba.
El viernes mi cuerpo me pide descanso y no entro a primera hora. Gargantas para cambiar. Propóleo y jalea para el jaleo. Pero cuando la música te golpea, ya no sientes dolor...
Me perdí el cántico de Benito Kamelas de “Mazón dimisión”, pero llegué al de Auxili de “El President, a Picassent”. Y es que la herida sigue, por desgracia, abierta y supurando. La voz que grita entre los huesos.
Cuenta atrás en las pantallas. Por fin llegó el momento más esperado por el público: La Raíz. Momento que presumía épico y que viró a irrepetible cuando Pablo empezó a cantar Entre Poetas y Presos. Cuando el grupo es muy bueno, tiene unas letras tan potentes, suenan de la ostia y existe esa conexión entre grupo y público, el escalofrío es continuo. No hace falta decir mucho más. Somos los que fueron tanto, siendo nada.
Y así, seguidito, estallaban unos nunca desilusionantes Boikot. La vida del Viña, la vida mejor.Y aún quedaba la maravillosa fusión de los gallegos Dakidarría…Un no parar, xe.
Arrastrando los pies subíamos la cuesta hacia el tributo a GunsN’Roses, llamados Band in a Million. A mí me sobraron, la verdad. Y es que no siendo una cerveza no se puede contentar a todo el mundo. Pero te lo meo y subo dos. Cuerpos escombro-felices.
Aun así, a la carpa de Rock que nos fuimos. Me subo a las estrellas y me tiro de cabeza. Y a deshora, sale el sol alumbrando una esquina, y alegrándome el día.
El sábado, dispuesta a saldarme las cuentas del día anterior, entré a primera hora. Hoy nos lo bailamos todo.
Empezábamos con unos locos, agitados, frenéticos y desenfrenados Me Fritos and the Gimme Cheetos. Se metieron a todo el público en los bolsillos a los 30 segundos de salir al escenario. Impresionantes.
Seguíamos, cerquita de nuestra farola, con el combo Kaos Urbano, El Canijo de Jerez, Kaótico y Lendakaris Muertos. Y es que nos comemos el Viña grupo a grupo. Con alguna porción de pizza de por medio, así finita, como los durex sensitive.
A las 23.30 del sábado les tocaba a los míos. Los de Marras. Arranques melódicos y excelentes ritmos que nos quitan el sentido y nos hacen bailar bajo una misma luna. Son mucho para mí, son hogar. Amor, admiración y respeto absoluto.
Después de este pedazo de momento, aún nos quedaban Talco e Itaca Band. Se precipitaron en mi ser, demasiadas emociones y cerveza juntos. Cojámonos de la mano, crucemos a otra dimensión, lleguemos a la farola. Cada cual, baila a su manera.
El Viña Rock acababa con La Marmita. Con algunos problemillas y muy cortitos se nos hicieron, la verdad. Y así salimos otro año más del recinto… Contentos, llenos de risas, llenos de música, llenos de vida. Catarsis viñarockera. Se nos fue el Viña en un instante.
Viña Rock es perfectamente imperfecto. Quiero más mujeres en los escenarios, más limpieza en los baños de abajo, más grupos internacionales y menos efectivos con uniforme. Realmente, ¿alguien cree que hacen falta tantísimos? Es un despropósito y decir que ya podrían haber venido a la Valencia el 29 de octubre no es ninguna mentira.
¿Y los maravillosos humanos con los que he compartido esta locura? Dadme la mano, que os quiero y me quedo con vosotros. Y que si alguno pierde el Norte, que no se preocupe, que yo esperaré en el Sur.
Miradas que comentan canciones, conversaciones infinitas, risas que dan vida, bailes que funden seres, abrazos que rozan el alma. No necesitamos alas para volar, unos focos en la cara y una farola cerca nos van a sobrar.
Condenada, esclava y feliz, de volver cada año. A la orilla del fuego del escenario, veo el mundo que quiero.
Viña Rock va de quien lee su vida en términos musicales.
Viña Rock son cantos, remos, congas y pogos.
Viña Rock saca la mejor versión de quien lo vive.
Viña Rock es pasión por la música con mensaje.
Viña Rock siempre es un buen momento para sonreír.
Viña Rock es un cigarro que no se debe apagar.
Nos vemos en la farola.
Comenta por favor!
Hay 0 comentarios hasta ahora. Añade algo ;)