El cansancio se hace notar, ya son tres días de festival con sus altibajos. Hoy el plan es que no hay plan, ya que las únicas bandas que me ilusiona ver son Van Canto, Northland y Opera Magna. Y estoy abierto a todo lo que surja.

Y así llego justo a tiempo para colocarme en primeras 3 para ver Van Canto. Como ocurrió hace 3 años la afluencia es notable, la banda cambió de cantante masculino pero no afecta en nada, al contrario han agregado un nuevo miembro que aporta más capas a los temas. El set list compuesto por temas propios y versiones es de lo más apropiado y festivo, entre otras cosas “Bards Song”, “Wish Master” o “Master Of Puppets”. Como siempre la banda da un curso acelerado de canto, y sí, todo el mundo sabe y puede cantar. Tatarata tat trrraaata. Un gran momento. De lo mejor del festival.

Una vez acabado me fui corriendo al Reale a ver a Northland. Ya llevaban un cuarto de hora largo, y estaban calientes. No domino la discografía, pero por experiencia sé que en directo son sobresalientes. Northland no necesita de atrezo, maquillaje. Ellos creen en su música, y su buen hacer, ¡Con una camiseta molona siempre! Se armó la fiesta con violines, y un folk metal muy bien ejecutado. Gozaron de un buen ambiente, y un gran sonido. No hay dudas de que son lo más destacado en ese género en España, y lo demuestran en cada salida.

Volví al principal para ver la recta final del show de Ross The Boss, un especie de auto tributo a su época en Manowar. Me dio tiempo escuchar 'Fighting the World', y auténticos himnos universales del heavy metal. El público congregado estaba muy contento. Yo pasándolo bien, un buen rato entretenido.

No tenía nada previsto hasta Opera Magna, así que me tomé una cerveza y algo de comida mientras acaba su actuación Thunder, y como no entraba entre mis planes ver a Warlock, pues me fui al Reale ver a BloodBound, y bendita decisión, no hice los deberes con ellos, y su power metal me impactó desde el principio. ¡Zás, en toda la boca! Mucho ambiente, y mucho público. Una grata sorpresa.

Me quedé en el Reale para ver Primordial, y no me llegaron a transmitir las mismas sensaciones que en disco, así que me conformé con escucharlos desde la grada esperando una chispa que me encendiera, pero nunca llegó. No fue una mala actuación sino que no conecté.

Durante el cambio del Reale fui un rato al principal a saludar gente y tomar una cerveza, de fondo sonaba WASP, y para mi gran sorpresa los dos o tres temas que escuché sonaban muy bien, pero no pensaba quedarme allí, no todos los días se pueden ver bandas japonesas por aquí. Y decidí volver para ver a Gyze. Mi primera impresión fue impactante, qué buenos, el trio nipón practica un metal como Children Of Bodom, death melódico, heavy con guturales, no se sabe exactamente. El ambiente está encendido, la parte central del público está ocupada por un circle pit constante. Y vino el agua-fiestas, un chico que conozco me dice: la mitad de lo que escuchas está grabado. Y era cierto, hubo un momento que tanto el bajista como el guitarrista levantaron los brazos, y se escuchaba claramente como una guitarra y el bajo estaban tocando. Pero de verdad no pasa nada. Me gustaron mucho.

Quedaba poco para ver Opera Magna, pero antes fui a echar un oído a Amorphis, y la banda sonaba potente, perfecta, el mejor sonido de esta edición. Y después de un par de temas volví al Reale, y llegó lo que no me esperaba, salió Opera Magna a escena y el sonido se hizo una bola, insoportable, sonido muy alto, no se distinguía los instrumentos, y apenas se reconocía los temas. Un hecho impropio del Leyendas. Después de cuatro temas decidí regresar a ver Amorphis, una paz para los oídos. Un sonido limpio, claro. Aunque no conozca la banda disfruté bastante.


Estábamos en la recta final del Leyendas. Quedaban dos bandas. Me senté en la grada para ver a Stravaganzza y su espectáculo total, con bailarina, violín, coros,… llevo dos años escuchando hablar de la reunión de Stravaganzza, y me dejó un poco descolocado, no me convenció el registro de voz de Leo, demasiado agudo.

Mi cuerpo me mandaba señales inequívocas que tenía que volver a mis aposentos para varios temas. Me despedí de las gente que conocía, y emprendí el camino de regreso al albergue, como cada año hago el último camino de regreso a casa andando. Respiro profundamente el aire de Villena, ya que en ese momento los rumores son insistentes, y hablan de que el festival podría cambiar de ubicación. Ya veremos lo que depara el futuro.

Otro gran Leyendas, aunque con un cartel menos evidente que otros años (nada de más flojo), con bandas menos conocidas. Personalmente me agradó el cartel, aunque mi género favorito, el power metal, no tuvo el protagonismo de la edición anterior. Nos vemos el año que viene.

¡Gracias Leyendas!

Mescouillesenskis

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