Hay festivales que se escuchan, otros que se sienten… y después está
Degusta Fest, que se saborea. Celebrado en Fermasa (Armilla, Granada), este nuevo evento ha conseguido algo poco habitual: unir en un mismo escenario a grandes bandas nacionales e internacionales con una propuesta de alta cocina servida por algunos de los chefs más inquietos del país. Música en directo y gastronomía de autor, un maridaje que ha convertido esta primera edición en una experiencia para todos los sentidos.
En The Metal Family, mi compañero José Emilio suele lanzar en las entrevistas una de esas preguntas que descolocan y encantan: “¿Con qué plato te identificarías como banda?”. Esta vez hemos querido devolver el guiño, dándole la vuelta a su célebre pregunta. Porque tras dos días de festival, somos nosotros los que elegimos qué sabor nos dejó cada banda.
A continuación, os servimos nuestra crónica del Degusta Fest 2025: un menú completo donde cada grupo se convierte en un plato. Del punk crujiente al postre nostálgico, del noise madurado al sushi psicodélico. Buen provecho… y que suene fuerte.
Las sesiones de DJ del Degusta Fest fueron como un buen cóctel: refrescantes, variados y con el equilibrio justo entre lo clásico, lo moderno y lo inesperado. Servidos en vaso ancho desde el Escenario Pick Up, fueron el maridaje perfecto entre ritmos, gastronomía y atardeceres de junio.
El viernes, el ambiente tomó forma con las atmósferas oníricas de Le Marchand de Sable, que preparó una mezcla envolvente de electrónica downtempo y sonidos ambient. Le siguieron Cheries DJs, con una selección desenfadada de indie, pop y electrónica bailable, y Florent y Yo (DJ Set), proyecto personal del guitarrista de Los Planetas, que nos regaló una sesión íntima y cargada de guiños a la escena granadina.
El sábado, desde las 14:00 horas, Morrison69, Don Gonzalo y Migue Mutante DJ mantuvieron el ritmo entre funk, pop retro y electrónica soleada. Cada uno aportó su estilo con la misma intención: hacer que los cuerpos siguieran moviéndose entre bocado y bocado.
El ingrediente secreto fue la continuidad: estos DJs no buscaron el protagonismo, pero fueron el hilo musical que tejió la experiencia. Como ese cóctel que acompaña la sobremesa y convierte una tarde cualquiera en una fiesta lenta, pero imparable.
Nada Surf fueron como un buen jarrete de ibérico: melódicos por fuera, potentes por dentro. Bajo el sol de las seis de la tarde, su propuesta fue pura cocción lenta: ternura envolvente, sabor emocional, textura de rock alternativo cocinada a lo largo de los años. Cada canción fue un bocado que se deshacía en los oídos.
Su actuación tuvo ese punto exacto entre la nostalgia y la contundencia. "
Popular" y "
Always Love" fueron recibidas como viejos himnos compartidos. Con sus guitarras cuidadas y sus letras de corazón roto, construyeron una atmósfera cálida en medio del recinto, que el público celebró con respeto y cariño.
El ingrediente secreto fue
la conexión de Daniel Lorca con Granada. No solo tocaron: se reencontraron. Como ese jarrete cocinado por alguien que conoce tus gustos, su concierto fue una experiencia sabrosa, suave y emocionalmente nutritiva.
The Lemon Twigs fueron ese Mango Loco Roll que no esperas, pero no puedes dejar de probar. Psicodelia sesentera, glam setentero, pop barroco y teatralidad: un uramaki de ingredientes vintage envuelto en sabor actual. Un bocado extravagante con topping dulce y final picante.
Su actuación fue probablemente la más excéntrica y sofisticada de la jornada. Brian y Michael D’Addario demostraron que el futuro del indie pasa por mirar al pasado con descaro. Cerraron incluso con "Mejor", versión de Los Brincos, como quien remata un plato de autor con un guiño castizo.
El ingrediente secreto: su capacidad de sorprender. Cada cambio de ritmo fue como descubrir un nuevo ingrediente en cada mordisco. Su show fue puro espectáculo sin perder un ápice de autenticidad.
The Jesus and Mary Chain fueron el corte premium del viernes. Como la chuleta de vaca madurada de Sergio Lara, su directo llegó cargado de crudeza, experiencia y ese punto de combustión controlada que solo se logra con el tiempo. El fuego lento de su música se asemeja al de un horno de leña: profundo, humeante y con un poso que permanece.
Su directo, que abrió con "The Golden Years" y brilló con "Just Like Honey", fue una lección de cómo sostener el magnetismo sin aspavientos. Los Reid mantuvieron intacta su capacidad para envolver al oyente en su noise pop melancólico. Fue un hito para Granada verlos en su primera y única actuación andaluza.
El ingrediente secreto fue el respeto reverencial del público. Esa complicidad silenciosa que nace cuando sabes que estás ante algo irrepetible. Como saborear un corte perfecto con la maduración justa.
Carolina Durante fue puro Maki Spicy: fresco y picante, con el equilibrio perfecto entre intensidad y sabor, y ese toque atrevido que te deja con ganas de más. Su energía punk, su ironía juvenil y su actitud gamberra encajan como un guante con el plato más explosivo del menú.
La banda no escatimó en nervio ni sorpresas, con un directo cargado de tensión que explotó en temas como "Monstruo" o "Cayetano". Ver a Diego Ibáñez cantar con muletas fue el retrato de una entrega sin medida, aplaudida con rabia por un público que no paró de moverse en el escenario Victoria.
El ingrediente secreto fue precisamente ese: la entrega incondicional. Carolina Durante no solo tocó: se lanzó al ruedo, cojeando si hacía falta. Como ese maki que, aunque picante, te conquista desde el primer bocado.
Tras un viernes cargado de energía y sorpresas, el Degusta Fest levantó el telón del sábado con el mismo impulso, pero con nuevos sabores y sonidos que prometían seguir conquistando a un público entregado. Si el día anterior había sido una explosión de intensidad, el sábado se presentó como un festín equilibrado donde cada banda aportó su esencia única, como platos cuidadosamente elaborados para seguir seduciendo a los asistentes.
The Gulps fueron un taco crunch de pollo marinado: juvenil, fresco, crujiente, con muchas ganas de comerse el mundo. Su propuesta de punk británico y garage fue una explosión desde el primer bocado. Energía callejera servida con picante y verdura cruda.
Abrieron la tarde con "Candy" y dejaron claro que su gira europea no ha sido en vano. Con descaro y desparpajo, pusieron a bailar al público desde temprano, calentando el ambiente con riffs afilados y actitud sin filtro.
El ingrediente secreto fue su proyección. Son jóvenes, pero ya se mueven como veteranos. The Gulps son de esos platos que sabes que verás más veces en el menú… y que cada vez sabrán mejor.
León Benavente fueron un Katsu Sando: contundente, con contraste entre lo crujiente y lo suave, y un toque picante que te despierta los sentidos. Abraham Boba y compañía salieron como un bocado de street food japonés con alma
punk: directos, sabrosos y sin concesiones.
Temas como "Ánimo, valiente", "Ser brigada" y "En el festín" hicieron retumbar Fermasa. El público no dejó de cantar ni un segundo. La banda se mostró afilada, intensa y en plena forma, con una puesta en escena medida al milímetro, pero emocionalmente cruda.
El ingrediente secreto fue la conexión física: sudor, piel, garganta. Boba cerró diciendo que el calor del público podría haber hecho el concierto interminable. Y sí, lo fue. Como ese bocadillo nipón que no sabías que necesitabas... hasta que te lo acabas y quieres otro.
Wilco fue como un buen arroz a banda: clásico, profundo y lleno de matices que se revelan con el tiempo. La banda de Jeff Tweedy sirvió una actuación cocinada a fuego lento, como ese arroz marinero que no necesita adornos para brillar. Cada canción fue un caldo de emociones que iba ganando cuerpo en cada nota.
Su set recorrió lo mejor de su trayectoria, con un crescendo emocional que culminó en una versión extendida de "
Impossible Germany" celebrada por los fans como el mejor plato del menú. También sonaron joyas como "
Jesus, Etc." y "
California Stars", ejecutadas con una elegancia que rozó lo espiritual.
El ingrediente secreto fue la paciencia.
Wilco no vino a impresionar con efectismos: vino a quedarse contigo. Como ese arroz bien hecho, que te calienta por dentro y te hace recordar por qué amas la música.

Love of Lesbian fueron el postre perfecto: una tarta de queso y galletas Lotus, suave, cremosa, con base firme y un toque especiado que despierta memorias. Su concierto fue el broche dulce de Degusta Fest: emocional, teatral y lleno de himnos generacionales.
Desde "
Ejército de salvación" hasta "
Allí donde solíamos gritar", la banda tejió una narrativa emocional que conectó con un público entregado. El show fue, como sus mejores letras, una mezcla de nostalgia, ironía y celebración colectiva.
El ingrediente secreto fue el cierre: no solo de su set, sino del festival. Love of Lesbian no tocó para sonar bien;
tocó para abrazar. Y lo consiguió. Nos fuimos con la sensación de haber vivido algo que no volverá igual
CONCLUSIONES
Degusta Fest 2025 ha demostrado ser mucho más que un festival: ha sido un banquete sensorial, una experiencia inmersiva donde la música se masticaba y la cocina sonaba. Una explosión de sonidos y sabores servida con mimo, organización y un gusto exquisito por los detalles. Desde la crudeza madurada de The Jesus and Mary Chain hasta la teatralidad dulce de Love of Lesbian, pasando por el nervio crocante de Carolina Durante, el festival ha sabido seducir los paladares y oídos más finos.
Como ese arroz a banda que se cuece lentamente y te deja huella, Wilco nos recordó que la emoción no necesita prisa. Y como un buen taco crujiente, The Gulps nos mostraron que la juventud puede ser rabiosa y deliciosa. En medio, dulces, texturas, picantes y guiños inesperados que han hecho de cada directo un plato único. La fórmula ha funcionado: Granada ha acogido un festival que no solo se escucha, sino que se degusta. Una apuesta valiente y bien ejecutada que deja el listón alto y el deseo intacto: volver a sentarse a la mesa del Degusta Fest y brindar por más ediciones como esta. Porque hay conciertos que se recuerdan… y hay sabores que no se olvidan.
Foto de portada: Fotógrafo oficial del festival
Texto viernes: Isabel Alonso
Fotos viernes y Wilco: María Villa
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